Allí
apareció sobre el muro, espada en mano y revestido con la casulla de la
blanca Cruz, el anciano gran maestre Jean Parisot de la Valletta, quien
arengando a la defensa hasta la muerte de los sitiados, resultó él mismo
herido. pero logro que los turcos no pasaran ni ese día ni en los tres
siguientes en que se repitió el asalto general.
Ese fue el momento culminante del asedio otomano a Malta de 1565, en el
que los caballeros de la Orden y la población de Malta resistieron, en
inferioridad de 1 a 7. cuatro meses de ataques incesantes y aislamiento,
hasta que el cansancio turco y los refuerzos llegados de España
resolvieron la situación. De aquella epopeya quedo un recuerdo: las
llamadas Espada y Daga del Valor, regaladas por Felipe II al maestre
Jean Parisot de la Vallette. Esas armas históricas y
simbólicas fueron sustraídas por Napoleón Bonaparte en 1798, sin que
hasta el día de hoy, ni el Museo del Louvre que las exhibe, ni la
Republica Francesa. se hayan dignado a devolverlas.
De Jerusalén a Malta
La Orden Hospitalaria de San Juan fue fundada por el
benedictino Beato Gerardo en 1113, para la asistencia a los peregrinos
de Jerusalén y Tierra Santa. Tras las victorias de Saladino al final de
aquel siglo y su reconquista de la Ciudad Santa, se hicieron fuertes por
doscientos años en San Juan de Acre y, al caer Palestina, tras una etapa
en Chipre, conquistaron Rodas donde la Orden se instaló por cerca de
otros dos siglos. Desde la caída de Constantinopla, los caballeros de
San Juan fueron en Rodas una espina clavada junto al corazón del Imperio
Otomano y, tras un feroz asedio, solimán Han, hijo de Selim I. consiguió
desalojarlos, cobrando por ello el sobrenombre de Soliman el Magnifico.
Después de una década de dispersión y peregrinaje, hallaron su salvación
en el emperador Carlos V, quien les cedió en
Jean de la Valletta, el veterano gran maestre.
que defendió Malta contra los turcos
en 1530 el feudo de las Islas de Malta y Gozo y
la ciudad de Trípoli, al
precio simbólico de un halcón maltes, que cada año debía ser entregado
por el Gran Maestre de la Orden al virrey de Sicilia, como representante
mas cercano del Emperador. quién continuaba como señor en dichos
dominios -un halcón, animal noble, que debía entregarse vivo y
palpitante, de mano caliente a mano caliente, recordando el carácter
jerárquico de la sumisión feudal- y ganaba así. como aliados, a los mas
valerosos guerreros de su tiempo, a la vez que los mas audaces corsarios
en el mar.
No estuvo mal traída la propuesta del gran canciller
Mercurino Arborio di Gattinara. Suya fue la propuesta de la cesión, pues
si bien el Sultán logró echarlos de Trípoli, que carecía de buenas
defensas y de artillería, no logro progresar hacia Occidente, donde el
Emperador había conquistado Túnez por su propia mano, había fortificado
Otranto y le había rechazado en los asedios de Viena.
Retirado Carlos V y puesta la Orden de Malta en manos de
un anciano caballero -el francés Jean Parisot de la Vallette - Soliman comenzó
a acariciar el gran desquite que debía librarse en del Mar común o
Mediterráneo. Comenzaron los preparativos para una gran flota y en 1564.
El Magnifico decidió dar el golpe definitivo a sus mortales enemigos. El
sistema de espías advirtió al Gran Maestre que llamase a todos los
caballeros dispersos, reuniendo cerca de seiscientos agrupados por sus
lenguas o países de origen -Provenza, Auvernia, Francia. Aragón.
Castilla. Italia, Alemania e Inglaterra- y con algunos hombres de España
y Sicilia, y los propios habitantes de
la Isla como núcleo principal, logro
un contingente que apenas llegaba a los 7.000 hombres en armas.
Soliman seleccionó los cuerpos de élite de sus
jenízaros que sumaban ellos solos 4.000 hombres, y los embarcó con otros
38.000 soldados en una flota de 138 galeras mas los barcos auxiliares,
enviando al frente del ejercito a su mejor general Mustafá Pacha, y al
mando de la flota, a su propio yerno, el almirante Pacha Piali. A ellos
sumó el célebre Dragut otros 3.000 hombres y 38 galeras procedentes del
puerto de Argel.
L a
venganza de Solimán
El 18 de mayo de 1565, apareció sobre el horizonte la formidable
escuadra otomana que había partido en abril de Constantinopla y
de la que habían informado
minuciosamente los espías de la Orden. La visión de Malta era igualmente
formidable, por tratarse del mayor
puerto natural del
Mediterráneo y aun hoy uno de los puertos fortificados más grandes del
mundo. Tiene la forma de dos manes encaradas con los dedos abiertos y a
las que separa una larga península -hoy, la ciudad de La Valletta- y
entonces una Loma rasa Ramada Sciberra, que separaba los dos entrantes
naturales del mar.
En el extremo
de dicha península, fuerte de San Telmo. erizado de cañones
tenía la llave de ambos accesos. En el gran puerto. a la derecha de la
larga península, los caballeros habían fortificado El Burgo y
los otros dos núcleos, Senglea y
Kálkara, con los fuertes de San Miguel y Santangelo.
Mientras, en el puerto menor, el de la izquierda o Marxamxett que carecía
de defensas interiores, el
almirante otomano Pachá Pilali creía ver la mejor garantía
para tener su flota a salvo de cualquier sorpresa en Canto que durara el
asedio. En ese punto comenzaron las disensiones
el
comandante en jefe del ejercito Mustafá Pacha y el yernísimo
almirante,
demasiado joven y demasiado yerno del Sultán como para obedecer
a otros.
Hasta el último hombre
Tras un desembarco sin problemas en los
puertos del sur y la ocupación total de la Isla, pudieron creer los
turcos que la campaña seria pan comido y no un hueso tan duro como había
resultado el anterior sitio de Rodas, ya que en manos
cristianas solo quedaban aquí la ciudad
fortificada
de Medina en el interior y los tres núcleos del gran puerto. Su
sorpresa llegaría sin tardar, se extendió y fue agravándose a lo largo de todo un
terrible verano.
El general Mustafá Pacha desplegó sobre
la despejada Sciberra la que, sin duda,
era en su época la mejor artillería del mundo. Además, la elevación central
en la misma le permitía -como
aún hoy puede verse- dominar
ambos puertos y disparar a
placer sobre el fuerte de San Telmo situado en el extremo.
Pero San Telmo, o Sant Elmo como
allí se denomina, era un erizo con caparazón de tortuga que resistió, un día tras otro, los implacables bombardeos seguidos de
las oleadas de asaltantes jenízaros. Desbordadas las defensas a
las cuatro semanas de continuo ataque, los defensores lucharon
hasta la muerte. No se trata solo de una frase: ninguna de las
armaduras que conserva la
Real Armería
de Malta presenta golpes en
la espalda y casi todas muestran impactos de arcabuz o abolladuras
producidas por tajos de
alfanje en el peto. Finalmente,
la bandera otomana fue izada en
la fortaleza el
día
22 de junio de 1565.
Asedio otomano a Malta, mayo-septiembre 1565
por Danti Perugia, Ciudad del Vaticano,
Galeria de los mapas
Sitio de Malta 1565
Representación del desembarco otomano en Malta, contrarrestado por
las tropas de la Orden
Representación cartográfica de la isla de Malta,
publicada en Venecia, en 1562
Cabeza por cabeza
Mustafá,
Pacha y su aliado argelino Dragu Reis, encolerizados por las
perdidas
sufridas, no dejaron con
vida a un solo soldado cristiano y decapitaron a todos los
caballeros de la Orden. Sus cuerpos sin cabeza, fueron empujados con
barcas hacia El Burgo. al otro lado del gran puerto, para
desmoralizar a los defensores. La respuesta del viejo gran maestro
La Valletta fue igualmente cruel y elocuente, pues les envió por vía
aérea (a cañonazos) las cabezas de los doscientos presos turcos que
hasta el momento habla capturado.
Izadas las enseñas otomanas en San Telmo, el
almirante Pacha Piali guareció la flota en el Puerto menor (Marxasmett)
en tanto que el ejercito rodeaba completamente El Burgo y los otros
dos núcleos -Senglea y Kalkara—, disponiendo la artillería pesada
en todas las alturas del perímetro de "la Cotonera", llamada hoy
así, porque fueron precisamente los grandes maestres españoles
Rafael y Nicolás de Cotoner los que sacaron experiencia del gran
asedio para construir en dicho perímetro sus celebres defensas
inexpugnables.
La misma insólita tenacidad y fiereza del primer
fuerte se estaba registrando entre los supervivientes del otro lado,
que habían acogido en el interior de los núcleos a toda la población
dispersa de la isla, para la que disponían de un hospital que
funcionó ejemplarmente, servido por los mismos caballeros en
riguroso turno. Nunca la Orden hospitalaria fue más literalmente
fiel a su espíritu.
Los ataques generalizados por tierra y mar en el mes
de julio fueron muy Intensos, con cuantiosas bajas cristianas
multiplicadas en el bando asaltante. Sorprendidos
los turcos por la colocación de una empalizada de estacas en el
agua, el asalto del día 7 de
agosto, no quedó vivo ni uno solo de los marineros que. intentaron
alcanzar el fuerte de San Miguel. desde el agua.
Pese a eso, la abrumadora superioridad numérica
otomana logro por dos veces penetrar en el interior de las
fortalezas, pero, en ambas fueron expulsados por los caballeros y
los malteses que aún lograban tenerse en pie. para lo que fueron
llamados incluso los hospitalizados que aun pudieran sostener un
arma. El 18 de agosto, Mustafá Pachá y el rante Pilali, exasperados
y sin explicarse como podían resistir concentraron una acción
combinada sobre el Bastión de Castilla, que estaba ya muy dañado.
Allí apareció sobre el muro, espada en mano y revestido con la
casulla de la blanca cruz, el gran maestre La Vallette, quien
arengando a la defensa hasta la muerte de los sitiados, resultó el
mismo herido pero logró que los turcos no pasaran ni ese día ni en
los tres siguientes en que se repitieron los asaltos generales-
repitieron los asaltos generales.
El
fin del verano y la precariedad sanitaria del campamento turco desencadenaron
una epidemia entre los sitiadores
y a la noticia de que finalmente el rey de España, Felipe II, había puesto
en camino "el gran socorro"
(solo eran 10.000 hombres, pero llegaban frescos y con
gran voluntad de combate) desmoralizó
por completo a los sitiadores imponiéndose el criterio del almirante
turco Pacha Pilali, que vela ahora el puerto de Marxamxett convertido
para el en una ratonera, por lo que se negó al ultimo gran esfuerzo que reclamaba el general Mustafa Pacha.
En su retirada tuvieron tiempo de rodear la Isla,
rescatando a todos los otomanos y.
tras un (fugaz encuentro con los recién llegados -que acabó en
desbandada fuga hacia las galeras como única salvación-, pusieron rumbo
a la Sublime Puerta, con pánico verde en sus almas, no tanto por el mal
sufrido como por lo que les esperaba al rendir cuentas al Sultán.
Solimán el Magnifico, en los pocos meses que le quedaban de vida, nunca
llegó, a aceptar esta flagrante
derrota que, de manera póstuma y a través de los caballeros y de
su propio hijo Felipe II, le había asestado su gran rival, el emperador
Carlos.
Mas valiente que
el valor
Europa entera
representada en la sangre de los
caballeros muertos de las ocho “lenguas” o “naciones",
festejó la victoria
y colmó de honores y regalos al Gran Maestre, quien rechazó todo a cambio
de bautizar nuevamente a las ciudades heroicas
-Birgu, Senglea y Kalkara- que pasaron a denominarse Invicta, Victoriosa
y Conspicua. Posteriormente,
la ciudad fortificada de nueva construcci6n sobre la
península seria, asimismo, bautizada
como Ciudad de La Valletta.
En
1566,Felipe II envió como regalo
al Gran Maestre sendas espada y daga de
acero toledano con fornituras de oro
y pedrería llamadas del valor
porque se les había grabado la leyenda latina
"PlUS CUAM VALOR VALETTA VALET”
(Mas
que el mismo Valor Vale Valet
ta).
El regalo lo llevó a Malta el embajador fray Rodrigo Maldonado, que llegó a la isla con gran
cantidad de munición, alimentos y
pertrechos ante un previsible nuevo asedio turco y con el encargo de que
entregara a espada arrodillado ante uno de los mas valerosos caballeros
de la cristiandad, y que lo hiciera en publico, ante sus caballeros y
los hombres de la isIa que habían compartido el sacrificio, la Sangre y
el honor.
El símbolo recobrado
Desde entonces, cada año el día 8 de septiembre, día de la Natividad de
Nuestra Señora y fecha de la victoria la Espada y Daga del Valor,
desfilaban por las calles de La Valletta siguiendo al portaestandarte
de la blanca Cruz de Malta... asta que las robó Napoleón.
Pero el 8 de septiembre de 2006, fiesta nacional de Malta. fueron
restituidas en
forma simbólica y con toda solemnidad, en los espacios de Heritage Malta
(Patrimonio Nacional de la República).A los efectos de no dar por cancelada la reclamación histórica sobre
las originales de acero toledano que siguen en Paris, y de elevar el
simbolismo de la historia por la senda de la transparencia y de la luz,
la Asociación Valenciana de Doctores (AVADOLCI) y la Asociación Española
de Amigos de Malta, propusieron a la Fundación valenciana Jaume II el
Just el estudio histórico de la significación de Malta en la defensa de
Occidente en tiempos de Carlos V y Felipe II y la restitución al
pueblo de Malta de los símbolos que son la llave principal de su
Historia, a través de un facsímiles en oro y cristal (en vez de acero) de
la
Espada
y Daga del Valor.
-
Una exposición didáctica en la Nacional Library explicando
la rivalidad de Soliman el Magnifico y Carlos V, preparó el
episodio de la restitución de estos símbolos y la bellísima
producción de las dos joyas por el Centro de Artesanía de la
Comunidad Valenciana. La entrega ha suscitado tal
sensación en la Republica de Malta que la gente hace cola
para poder fotografiarse delante de las gloriosas armas.
El Patrimonio Nacional de la Republica, ha incorporado la
donación, clasificándola con rango numero 1. es decir,
como bien de primera clase (star item) y, por tanto, inalienable....,
al menos hasta que Francia restituya las originales.
José Manuel Gironés
RAPIÑA NAPOLEÓNICA
|
En 1798, en su travesía de Tolón a Egipto,
Napoleón Bonaparte, con el pretexto de hacer aguada, entró con
su flota en Malta y se apoderó del archipiélago, despojando
todas las iglesias y palacios de sus joyas y ornamentos de
culto, con los que llenó uno de sus barcos. Entre lo que rapiñó
estaban la Espada y Daga del Valor. El barco en que se
almacenaba el botín obtenido
En Malta fue hundido por la escuadra de Nelson en la batalla de
Abukir pero las simbólicas armas no se perdieron, porque se
hallaban con el equipaje personal de Napoleón.
Convertidas las islas de Malta en colonia británica, nadie
asumió su representación en la Conferencia de Viena, donde
hubiera podido exigir la restitución de lo robado,
entre ello, las famosas armas donadas por Felipe II, quedando,
con otros tesoros, depositados en la Biblioteca Nacional de
Francia. Desde allí pasaron al Museo del Louvre sin que la
legítima reclamación de la hoy soberana, independiente y europea
República de Malta haya sido atendida ni por el museo ni por la
República Francesa. |
GENEROSIDAD
Y ARTESANÍA |
Los
artesanos del vidrio de la empresa Mediterránea de la Ollería,
de Valencia, han fabricado la hoja de cristal con tierra de Mastrique, como se hacía en el siglo XVI, y con lo orfebres de
la familia Piró -valencianos de origen maltés- han elaborado en
el Centro de Artesanía de la Comunidad Valenciana una espléndida
réplica que convierte el acero en transparencia y luz, sobre la
Leyenda
PLVS QVAM VALOR VALETTA VALET
La réplica ha sido
ofrecida por la Asociación Española de Amigos de Malta (Ordo
Amicitae Causa) con homenaje al valeroso pueblo de Malta como un
avance de la simpatía y amistad ante la próxima visita del rey
de España que se espera cumpla a lo largo del año 2007
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